Se escribe menos cuando se es feliz. Lo fui, lo fuimos, lo somos y lo seremos. La felicidad es como la luz de una joya, un diseño, una pizca de arte delicioso de contemplar. Sin hacer nada embruja, dependiendo de tu capacidad se luce más o menos. Un pequeño planeta en el dedo, todo un mundo en el anular, compromisos, viejas historias anilladas a una de las partes más útiles de nuestro corrupto cuerpo. Lo enseñas, lo escondes, lo miras, añoras con él momentos, deseas los próximos. Arte sentido, no arte especulativo, arte que envejece en nuestra compañía, no arte de usar y tirar.
A pesar de las lluvias que han vuelto ya ha llegado la luz de la primavera y con ella la nuestra.