Un alto en el camino
Solitaria mañana. Emergiendo de las nieblas a la luz de un Sol que parece haber vuelto. Un paisaje digno de contemplación, quien fuera pájaro, como el de la foto, una vida sencilla, enfocada en lo básico, el resto meditación, el resto fortalecimiento. Lunes calmo, lunes de cambio de engranajes.
Vuelo por encima de las nubes, voy oyendo música, las gotas de agua se forman en el cristal. Triste destino el de mi viaje. Renunciar a la belleza en pos de este mundo al que contribuyo, no se muy bien con qué destino.
Madrid calmado, primeros días luminosos que resaltan los árboles húmedos contra el cielo aún gris. Día que va a ser melancólico, día también esponjoso, de silencios, de soledad. Día preludio del buen tiempo, de vuelta a la normalidad, o de conversión en normalidad de todo aquello que ahora es anormal.
Silencioso Retiro, esperando. Paciente, sin prisas, leyendo los días, resaltando sólo los importantes, el resto tiempo de relleno. Sabios los árboles, tan sencillos, tan poco efímeros, centenarios. Poco a poco recobro la normalidad, poco a poco recobro los bríos. Poco a poco despejo mis tormentos y no lucho contra aquello que se, ganara la batalla. Ejército en marcha, hacia el frente o en retirada. Tiempo de sosiego, y en cierta medida de regocijo después de un fin de semana familiar, o sea, nauseabundo, irreal, cargado de luz, de comida, de envoltorios, de distancia.